Y sonó el despertador...

Así va a ser muy complicado, por no decir casi imposible.
Con lo poco que queda y las distancias existentes, todo lo que no sea sumar de tres en tres hacen que poco a poco nos vayamos despertando del sueño de jugar liga de campeones la temporada que viene.

Será el desánimo que me ha causado este partido, pero yo acabo de apagar la alarma del despertador y definitivamente, acabo de despertarme. Ya no sueño. Este año ya quiero soñar más.

Frente a un Mallorca con mucho orden, sabiendo muy bien a lo que jugaba, el Sevilla ha sido incapaz de ganar en el antiguo Son Moix y de esta manera se aleja un poco, un mucho diría yo del sueño de alcanzar esa ansiada cuarta plaza.

Apostó Manzano de inicio con lo previsto, un doble pivote con Romaric-Medel, colocando a Rakitic...estoy intentando recordar donde jugaba el croata y donde jugaba Romaric en la 1ª parte.
Que más da. No es que no me acuerde, es que sinceramente no lo se.

A pesar de la posesión de balón, el Sevilla era incapaz de traspasar la muralla que el danés Laudrup había dispuesto en la zona ancha.
Primero el japonés Aki y posteriormente Negredo de penalti ponían unas tablas en el marcador que parecían definitivas en los primeros 45 minutos.

Romaric, muy desdibujado, no se sabe si le ha podido pasar factura los problemas que ha sufrido estas semana con la guerra en su país, era sacrificado pasada la media hora de partido en favor del canterano Rodri.
Cuando la primera parte llegaba a su final, un gol de De Guzmán, volvía a adelantar a los de Laudrup.

Resultado justo, y gracias.
Nueva primera parte tirada a la basura. Y van unas cuantas.
Falto de intensidad, de concentración atrás y de efectividad.
Como ocurriera en Nervión, Laudrup le volvía a ganar la partida a Manzano.

En la segunda mitad, salió el Sevilla con más intensidad, buscando el gol desde el minuto uno. Negredo solo bajo palos falló un gol de estos que son más difíciles echarla fuera que meterla. No ha sido su noche. Salvo el penalti, al vallecano no le ha salido nada.

El Sevilla maduraba el gol, y fruto de una indecisión de Aouate y Nunes, permitía a Rakitic hacer el empate a dos.
Cuarto gol del croata desde que llegara en el mercado invernal.

De ahí hasta el final, un quiero y no puedo.
Control del balón pero con nula efectividad. Como pasara en el Sánchez Pizjuán en la 1ª vuelta, el Sevilla no ha sabido contrarrestar el frontón que Laudrup ha montado en el centro del campo.

Arriba, un Rodri batallador, buscando los espacios pero recibiendo muy pocos balones en franquicia para crear peligro en la portería de Aouate.

Ha sido desesperante la cantidad de balones perdidos, la cantidad de pases al contrario, que en muchos casos costaron peligrosísimos contraataques del equipo balear.

En los últimos minutos, el partido ha sido un correcalles donde en el intercambio de golpes ha podido ganar cualquiera.
Primero Varas, salvando un mano a mano con De Guzmán y en la última jugada del partido, el canterano Rodri que tuvo el gol en sus botas, pudieron desnivelar la balanza en favor de cualquiera de los dos equipos.

Sinceramente, tras lo visto el pasado domingo frente al Zaragoza y lo visto en la noche de ayer frente al Mallorca, yo no lo acabo de ver.

No solo por la dificultad de la tarea de remontar a estas horas de la noche, 8 puntos al Villarreal, que mañana pueden ser 11, sino por las sensaciones que me está dando el equipo.
No veo a este Sevilla ganándolo todo, ni muchísimo menos.

Tengo la impresión que el panorama se ha aclarado muy mucho en todos los sentidos en esta jornada aún por concluir.
Demasiadas cuentas por hacer y en ninguna de ellas doy con el resultado.
Lamentablemente, esta noche me parece que a más de uno, le ha sonado el despertador...