Me permito hablarle de tu, porque para hablarle de usted ya le digo que no me merece el más mínimo respeto.
Estúpidos nacionalismos.
Malditos y estúpidos nacionalismos.
Los mismos que han traído innumerables guerras a través de la historia por defender no se que territorios, no se que lenguas, no se que religiones...
Guerras y muertes en muchísimos casos enfrentando a familias que vivían en distintos pueblos, o creían en otro Dios, o hablaban otras lenguas...
Tengo que confesar que de hace muchos años para acá, el que os escribe cree ya en muy pocas cosas en esta vida.
Me volví ateo, soy un agnóstico convencido y no creo más que en lo que soy y en lo que represento.
Y a propósito de lo que soy, entre otras cosas, soy sevillano. Tengo la inmensa suerte de ser Sevillano.
Si, digo bien, la suerte, porque eso y no más hizo que yo naciera en Sevilla, como podría haberlo hecho en Kazajistan...
No os voy andar con muchos rodeos.
Lo mismo no gusta mucho lo que voy a decir, pero es lo que pienso y lo que siento.
Con todo, vaya mis respetos como no podía ser de otra manera para todo aquel que no lo vea, lo piense y lo siente así.
Soy inmensamente feliz de ser español, y andaluz, y doblemente feliz de ser sevillano.
Pero orgulloso, lo que se dice orgulloso es de haber pernoctado en las entrañas de mi madre durante 9 meses y de haber mamado la esencia de mi padre mientras este estuvo en esta puñetera vida.
El resto, todo es circunstancial y casual. Que le pregunten si no a los millones de niños que mueren cada año en África.
No elegimos donde nacer, y yo, sin haber elegido, repito, he tenido la inmensa suerte de haber nacido en esta bendita tierra.
Que si, que naturalmente siempre querré que Sevilla, y Andalucía y España prosperen y ganen en todos los ámbitos de la vida, en el económico, en lo social, en el deporte, etc, etc. Aunque solo sea por que es el país que pago mis impuestos...
Por eso, no creo en los nacionalismos, ni de izquierdas ni de derechas, ni nacional ni regional.
Defiendo eso si la historia de cada pueblo, y como tal hay que respetarla. Sus culturas, sus costumbres, incluso su lengua, porqué no.
Y entiendo que los niños de cada pueblo, cada ciudad, cada región, cada país deben ser educados aprendiendo sus raíces, claro que si.
Pero de ahí a cultivar el separatismo en función de ellas, me parece mezquino.
No voy a entrar en como se debe legislar un pueblo, una comunidad autónoma o un país.
Allá cada cual con sus historias.
Pero lo que me parece una innmoralidad rallando el más añejo fascismo es lo que el presidente de la Generalidad catalana, el inmoral Arturo Mas dijo, y en el tono en que lo dijo para defender lo que allí llaman la "inmersión lingüística catalana".
Me parece muy bien que allí tengan ese modelo educativo, donde prevalece el catalán como única lengua vehicular... o no, es que me da exactamente igual.
Allá se las compongan.
Pero mofarse de como hablan algunos niños en Sevilla, o en Málaga o en Coruña para defender su "catalanismo" me parece rastrero y como dije antes, fascista.
"Estos niños y niñas sacrificados bajo el durísimo yugo de la inmersión lingüística en catalán sacan las mismas notas de castellano que los niños y niñas de Salamanca, de Valladolid, de Burgos y de Soria; y no le hablo ya de Sevilla, de Málaga, de Coruña, etcétera, porque allí hablan el castellano, efectivamente, pero a veces a algunos no se les entiende. A veces no se les acaba de entender del todo pero hablan castellano, efectivamente. ¿Dónde está el problema?".
Cuanto más lo leo y más le escucho más me indigno.
Quisiera preguntarle al fascista de Arturo Mas, que yo hablo castellano con acento andaluz, ¿y tú, que hablas?
Se lo voy a decir yo: usted habla el idioma de los intransigentes, el de la cobardía, el del sectarismo, el de totalitarismo, el de los fascistas y el de los GILIPOLLAS.
No lo he querido poner en el titular por que me parecía demasiado fuerte y escatológico, pero me voy a tomar la licencia de ponerlo al final de este post.
Según comenta mi amigo Santiago Mora, en el día de ayer este asunto corrió como la pólvora por twitter, y al parecer uno de los hagtags que más se leían (no me pregunten que es porque no tengo ni idea) fue el de "#TUPUTAMADREARTURMAS".
No es mio, es de twitter...
Estoy seguro que el Sr. Mas esto lo ha entendido a la primera.