Se agotan los argumentos.

Y lo peor es que se está juntando el hambre con las ganas de comer...

Insufrible el desconsolador partido que el Sevilla ha jugado en La Rosaleda frente a un ramplón Malaga, que eso si, puso desde el minuto uno muchas más ganas de ganar este partido que los de Marcelino, tan solo salvado en el tramo final del encuentro propiciado por el atrincheramiento de los hombres de Pellegrini en su campo, toda vez que los malacitanos se quedaron con diez futbolistas por la expulsión de Isco tras una brutal entrada sobre Negredo.

Hoy, ni siquiera el argumento de las ocasiones puede salvar a un equipo que nuevamente ha caido fruto de su inoperancia, de su competitividad y de su falta de calidad.

Dos nuevos errores defensivos multiplicados a la enésima potencia de una defensa de patio de colegio han dejado a este Sevilla con todas las vergüenzas al aire.

Tras el gol inicial de Wellington en una jugada a balón parado defendida de manera lamentable, el Sevilla parecía meterse en el partido tras el gol del empate obra de Luna en la única llegada al área en los primeros 20 minutos del encuentro. Nuestro gozo en un pozo. Tan solo cuatro minutos más tarde, una nueva cadena de errores en defensa propicia que el Málaga se pusiera por delante en el marcador, que al fin y a la postre sería ya inamovible.

No se puede decir que las decisiones tomadas desde el banquillo hayan ayudado demasiado a paliar tal estropicio, pero sin ánimo de exculpar a Marcelino del desastre, a mi me da que es materialmente imposible salir victorioso de un partido con el nivel ofrecido por algunos futbolistas de la 1ª plantilla sevillistas en principio llamados a marcar diferencias: ni Rakitic, ni Negredo, ni Coke, ni para mi, una de las mayores decepciones de este equipo, el bosnio Spahic, ni...

Para colmo de males, uno de las pocos clavos a donde agarrarse, José Antonio Reyes ha caido lesionado y habrá que ver el alcance de dicha lesión.

Su sustituto, el reciente fichaje en este mercado de invierno,"Babá", que debutaba y el que apenas si ha intervenido en el juego ni se puede decir que le hayan llegado muchos balones para disputarlos.

Si quieren nos agarramos a la actuación del árbitro de turno para salvar el partido, en este caso, el engominado Muñiz Fernandez que sin lugar a dudas a perjudicado claramente al Sevilla tras anular un gol legal de Coke tras un inexistente fuera de juego.

Pero creo que sería ponernos una enorme venda en los ojos.

Este Sevilla no carbura ni a la de tres. El crédito ganado en las últimas jornadas se ha dilapidado de forma lamentable, dando una imagen de equipo muy, muy mediocre.

Si arriba el equipo ha perdido, mejor dicho, no acaba de encontrar esa supuesta pegada que se le presuponía, en defensa, a pesar de los números, es para echarse a temblar, con un Spahic que no muestra contundencia alguna y por el contrario deja una y otra vez al desnudo una falta de calidad insultante.

Si atrás el panorama es el que es, en ataque ni te cuento, el medio campo del Sevilla es para echarle de comer aparte.

No pensaba hablar nada tras las descorazonadoras sensaciones que me ha dejado el partido, y me parece que ya lo he hecho más de lo deseable. No es buen consejero el corazón caliente para hablar de según que cosas...

El panorama se complica de manera extraordinaria. El Sevilla deambula tras esta jornada en tierra de nadie, más próximo al vértigo que da el precipicio que a los verdaderos objetivos de la Entidad.

Los argumentos se agotan. Para todos.

Si, para Marcelino también.