Los buenos resultados.
Todo lo demás, no es que sean milongas, pero casi.
De manera muy preocupante, la tónica de este Sevilla en esta aciaga temporada, desgraciadamente está siendo todo lo contrario. Se pierde más que se gana y eso ineludiblemente pasa factura en todos los aspectos.
Lo ocurrido anoche frente al Oporto parece como si de un mal de ojo se tratara.
Hemos tenido que asistir esta temporada a espectáculos lamentables por parte de este Sevilla y como consecuencia de ello, la lógica casi siempre se ha impuesto.
Sin competir difícilmente se consiguen resultados, buenos resultados.
No fue el caso anoche.
Frente al Oporto, el Sevilla de Manzano se vistió con ese llamado "gen europeo" y ofreció uno de los mejores espectáculos que hayamos visto esta temporada.
Tras despojarse de ese brutal acoso de los portugueses en los primeros 15 minutos, el Sevilla comenzó a jugar, a competir con un desconocido equilibrio propiciado sin duda alguna por el gran trabajo del chileno Medel.
Tras despojarse de ese brutal acoso de los portugueses en los primeros 15 minutos, el Sevilla comenzó a jugar, a competir con un desconocido equilibrio propiciado sin duda alguna por el gran trabajo del chileno Medel.
Tácticamente perfecto, un cinco al uso, resolutivo en el corte y dando salida al balón con suficiencia y criterio.
Lastima el error en el segundo gol del Oporto.
Celebrar también el regreso al espectáculo de las añoradas "bandas".
Navas parece recobrar la forma. Perotti el fútbol.
Lastimosamente, dos nuevos errores defensivos mandaron al garete un gran trabajo, y de paso, casi la eliminatoria.
Se podrán achacar para ello a los errores del del pito, un escoces, un tal thomson que pareció salir al césped con una whisky de más, o a los fallos en ataque con un no-gol de Kanouté incluido, pero lo cierto y verdad es que mientras que de la portería de Palop haya que recojer de dos a tres balones en cada partido, lo de ganar se complica un mundo.
El deseo al menos, que ese espíritu competitivo, que ese tan necesario equilibrio visto frente al Oporto se pueda refrendar de aquí en adelante y que lo de anoche no sea aquello de "pan para hoy y hambre para mañana".
El domingo, frente al Hércules de Alicante, buena oportunidad para ver si seguimos comiendo pan, o volvemos al ayuno.
El domingo, frente al Hércules de Alicante, buena oportunidad para ver si seguimos comiendo pan, o volvemos al ayuno.
Sobre el partido, lo dicho, se jugó como casi nunca, se perdió como casi siempre.
Totalmente de acuerdo con el post. Parece que nos ha mirado un tuerto porque ayer se hizo todo para ganar pero una vez mas el futbol nos dio la espalda.
ResponderEliminarSignos para la esperanza muchos: Medel, RAkitic, Navas, Perotti...pero regalando tanto también es muy dificl ganar un partido.
Como digo en mi post como sigamos asi vamos a mandar a los reyes magos a la cola del paro.
Un saludo.
Poquitas ganas de comentar, amigo.La hemorragia sigue descontrolada.Yo no achaco las derrotas a la mala suerte. Tienen causas defensivas reales que no se han trabajado convenientemente.
ResponderEliminarY ofensivamente, decir que seguimos siendo muy previsibles. Cualquier rival de medio pelo nos saca los colores con una minima disciplina táctica. Basta con tapar bandas y salir en contragolpe.No tenemos opción de pase interior porque sencillamente no tenemos a nadie con esa clarividencia.
Pasemos página a la temporada cuanto antes y empecemos a sentar las bases del nuevo Sevilla con una vuelta a los orígenes, al equipo de la casta y el coraje. Y el que no sienta el escudo, que se baje y deje paso a los que están dispuestos a batirse el cobre.Lo siento pero hoy solo veo oscuridad.
Un abrazo.
Bastante de acuerdo con Juan Antonio Venegas, se puede tener mala suerte un día, dos si quieres e incluso tres pero lo que le pasa al sistema defensivo del Sevilla es falta de disciplina, de concentración o de trabajo en los entrenamientos u otras cosas que escapan a los no muy entendidos en la materia como yo.
ResponderEliminarCurrante ¿estás cansado? pues yo me alegro muchísimo, el trabajo es salud.
Un abrazo