Miguel tiene cerca de cuarenta años y trabaja en Correos desde hace más de quince. Como cada lunes por la tarde, Miguel se acerca al súper a comprar lo que previamente le ha dejado su mujer en una nota antes de marcharse a las clases de alemán que tiene diariamente.
Miguel es socio y sevillista de los pies a la cabeza. Ese fin de semana había perdido su equipo (nuestro equipo) con el Betis y nuestro protagonista decidió, en un alarde de sevillismo, ir con su vieja camiseta del Sevilla serigrafiada con el nombre de Javi Navarro. Es la que lleva cada fin de semana que hay fútbol al Sánchez-Pizjuán.
Decir que Miguel es un sevillista de complexión atlética. Mide algo menos de 1.80 m de estatura y pesa cerca de noventa kilos. Es exageradamente educado y respetuoso con todo el mundo. Si estás dos horas con él, le escucharás más de una vez estas dos frases: ¡por favor! y ¡muchas gracias!.
Había terminado de hacer la compra y estaba a un metro de la caja para pagar cuando a una señora mayor se le cayó al suelo una bolsa de frutas y solícito le ayudó a recogerlas, y mientras tanto, un señor de mediana edad se "coló" delante de él en la Caja. ¡¡ Con lo que le gustaban a Miguel las colas en las cajas de los supermercados!! y especialmente cuando le tocaba delante un cliente tan tremendamente parsimonioso como el que se le coló de rondón. Ni se aclaraba con varios productos, ni con el dinero, ni siquiera su tarjeta de crédito estaba operativa. Pasaron 5 minutos.
Porque en los supermercados siempre ocurre lo mismo. Quieres elegir la caja más rápida y siempre es la más lenta.
¡¡ Qué castigo !! dijo Miguel para sí, mirando por encima de su hombro.
Contrariamente a lo esperado, el de delante parecía haberle oído y mientras Miguel pagaba, se quedó cerca de la caja, mirándole de una forma no muy amistosa.
Miguel es socio y sevillista de los pies a la cabeza. Ese fin de semana había perdido su equipo (nuestro equipo) con el Betis y nuestro protagonista decidió, en un alarde de sevillismo, ir con su vieja camiseta del Sevilla serigrafiada con el nombre de Javi Navarro. Es la que lleva cada fin de semana que hay fútbol al Sánchez-Pizjuán.
Decir que Miguel es un sevillista de complexión atlética. Mide algo menos de 1.80 m de estatura y pesa cerca de noventa kilos. Es exageradamente educado y respetuoso con todo el mundo. Si estás dos horas con él, le escucharás más de una vez estas dos frases: ¡por favor! y ¡muchas gracias!.
Había terminado de hacer la compra y estaba a un metro de la caja para pagar cuando a una señora mayor se le cayó al suelo una bolsa de frutas y solícito le ayudó a recogerlas, y mientras tanto, un señor de mediana edad se "coló" delante de él en la Caja. ¡¡ Con lo que le gustaban a Miguel las colas en las cajas de los supermercados!! y especialmente cuando le tocaba delante un cliente tan tremendamente parsimonioso como el que se le coló de rondón. Ni se aclaraba con varios productos, ni con el dinero, ni siquiera su tarjeta de crédito estaba operativa. Pasaron 5 minutos.
Porque en los supermercados siempre ocurre lo mismo. Quieres elegir la caja más rápida y siempre es la más lenta.
¡¡ Qué castigo !! dijo Miguel para sí, mirando por encima de su hombro.
Contrariamente a lo esperado, el de delante parecía haberle oído y mientras Miguel pagaba, se quedó cerca de la caja, mirándole de una forma no muy amistosa.
.- Yo no soy un retrasado mental. Ni siquiera un disminuido -dijo el que se coló-.
.- Yo no he dicho que lo fuera -contestó Miguel con su camiseta del Sevilla-.
.- Ha dicho ¡¡ qué castigo !! -dijo el otro poniéndose a caminar a su lado-.
.- Castigo para mí, porque llevo mucha prisa. Pero eso no tiene nada que ver con Vd. Lo último que quisiera era haberle ofendido.
.- Pues lo ha hecho -contestó el otro viniéndose arriba-.
.- Entonces, lo siento mucho, ya le digo que no era mi intención.
.- Eso es muy fácil de decir, pero suponga que yo fuera un negro.
.- Ni Vd. es negro ni yo he querido ofenderle, se lo repito otra vez.
.- A eso voy, si yo fuera negro, seguro que se hubiera guardado de llamarme negro. O...suponga que yo soy bético y Vd. con esa camiseta del Sevilla me dice ¡¡ qué castigo !! todavía cabreado por el resultado del sábado.
Ahora lo entiendo todo, dijo Miguel, Vd. no es negro pero sí es bético y son muchos años en la sombra sin recibir ni un solo rayo de sol.
Ambos se van separando y a Miguel se le acerca la señora a la que había ayudado a recoger la fruta y que fue testigo de ese increíble diálogo. Y con una voz burlona y llena de sarcasmo le dijo:
Ahora lo entiendo todo, dijo Miguel, Vd. no es negro pero sí es bético y son muchos años en la sombra sin recibir ni un solo rayo de sol.
Ambos se van separando y a Miguel se le acerca la señora a la que había ayudado a recoger la fruta y que fue testigo de ese increíble diálogo. Y con una voz burlona y llena de sarcasmo le dijo:
.- ¿Y todos son así?
Miguel le sonrió y siguió su camino
Miguel le sonrió y siguió su camino
Enorme post, un zás en toda la boca lo de ningún rayo de sol, y muy real lo de la prepotencia o subida de tono...
ResponderEliminarPoco más que añadir.
Un fuerte abrazo.
JAAJAJAJAJAJAJAAA
ResponderEliminarEso es impotencia amigo Marcu, impotencia jajajaa
Excelente post
Un fuerte abrazo y gracias por alegrarme un buen rato el día.
Profesor ahora que ya casi se nos acaba el fútbol deberias de regalarnos entradas como esta mas a menudo,da gusto leerlas y vivirlas,un abrazo hermano.
ResponderEliminarGran post como la vida misma
ResponderEliminarEse hombre es un maleducado y un impresentable.
ResponderEliminarNo sé qué tiene que ver eso con el beticismo...
...
...
jeje
Pues eso.
Un abrazo.
O como dice la cancion: y mam..., y mam..., y vuelven...
ResponderEliminarO algo asi.
Me pregunto, ¿al final quien era el que estaba cabreado...?
Magnifico post Juan, como siempre.
Un fuerte abrazo amigo.