Érase una vez un pueblo muy pequeño de cuyo nombre no quiero acordarme y que tenía el inmenso honor de ser el de mayor población de burros por habitantes de toda España.
Y hablo del animal en peligro de extinción, no de personas. Que somos muchos los que malinterpretamos las cosas al relacionar los conceptos pueblo/burro.
Hace como media docena de años y en medio del boom de la burbuja inmobiliaria y el estado del bienestar, llegó a este pueblo un señor. No había estado allí nunca y ofreció a todos lo parroquianos que tuvieran burros, 1.000 euros por cada uno de estos animales que le vendieran.
Compró varios burros y pagó dinero en mano, mil euros por cada uno de ellos. Al marcharse dijo: Mañana vengo por más y los pago a 1200 euros el animal. Y se marchó. Y volvió al día siguiente y cumpliendo su palabra, pagó por cada burro lo que había prometido. Y se llevó varios burros más.
.- "Mañana vuelvo y los pago a 1.500 euros el burro", dijo al marcharse.
Y cumplió su palabra. Y se llevó más burros. Se llevó a casi todos los burros. Y el señor comprador de burros dijo: la semana próxima vengo y los que queden los pago a 2.000 euros. Pagaré en el acto y ya no volveré más.
Pero no a la semana, sino al día siguiente, el señor comprador de burros mandó al pueblo a uno de sus ayudantes con todos los burros comprados anteriormente y los vendía al precio de 1.660 euros cada animal.
Como es natural aquellos lugareños le compraron todos lo burros ya que dentro de una semana los iban a vender al precio de 2.000 euros.
Unos se gastaron sus ahorros, otros pidieron dinero a los prestamistas y se endeudaron hasta las cejas. Compraron todos los burros de la comarca y ...aquel pueblo cuyo nombre no quiero acordarme, compró todos lo burros de los alrededores. El pueblo quedó completamente lleno de burros.
Todos los habitantes estaban ansiosos porque llegara el día en que aquel señor apareciera para pagar cada burro a 2.000 euros ; pero...
¡¡El señor negociante y especulador no volvió!! ¡¡Había desaparecido de la faz de la Tierra!!
Resultado: Aquel pueblo quedó más lleno de burros que nunca y de gran cantidad de vecinos endeudados hasta las cejas.
Los que habían pedido el dinero al prestamista, al no poder vender los burros no pudieron pagarle el préstamo pedido.
Los prestamistas, que habían prestado el dinero se quejaron al Ayuntamiento porque si sus acreedores no le pagaban, no podrían seguir prestando dinero y se arruinaría todo el pueblo.
Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar sus deudas, se los dio a los propios prestamistas.
Pero éstos, ya cobrada parte de las deudas sin embargo no perdonaron las deudas a la gente del pueblo que siguieron igual de endeudados.
El Ayuntamiento quedó también endeudado hasta los ojos con lo que entregó a los prestamistas. Entonces pidió dinero a otros ayuntamientos y éstos se lo negaron al no estar seguros si luego les podría pagar.
Resultado: El listo del principio, se largó forradísimo y ahora está en un chalet en Matalascañas.
-Los prestamistas con sus ganancias resueltas y con un motón de gente del pueblo a los que le seguirán cobrando lo que le prestaron más los intereses, incluso quedándose con los devaluados burros.
-El pueblo: Mucha gente arruinada y sin burros para el resto de sus vidas. Los prestamistas se quedaron con muchos burros pero no le bajan los precios.
-El Ayuntamiento, igualmente arruinado.
¿Resultado final?
Para intentar salvar a todo el pueblo, el Ayuntamiento manda al paro a la mitad de los que trabajan en dicho Ayuntamiento, a los funcionarios les rebaja el sueldo a la mitad y a los dueños de los burros le "desaucian"
.
PD.-El Alcalde sigue ganando lo mismo y según noticias de última hora, en agosto se toma un mes de vacaciones y se marcha con toda su familia a Nueva York. Y el pueblo lleno de burros. El comprador de burros sigue en Matalascañas, en primera línea de playa.
PD 2.-Como sabemos que los lectores de Almas Sevillistas son muy inteligentes le sabran poner nombre y apellidos a los prestamistas, Ayuntamiento, otros ayuntamientos y Alcalde.
Profesor hay que ser tela de burro pa no entender esta fábula tan real como la vida misma,hoy te hago honores y te digo una de tus frases favoritas,cordialidad para usted profesor Marcu y un fuerte abrazo de este burro vestio que estoy yo hecho,aunque yo ni vendí ni compré burros en esa época que pasó por aqui aquel vendedor con tan mala cara,yo le ví el plumero al llegar al pueblo aunque esté también pagando las consecuencias de tanto burro suelto.
ResponderEliminarVd. sí que es espectacular en sus comentarios que, al menos, a mí, nunca me deja indiferente, por eso,
EliminarCordialidad total para Vd. DON MANUEL
Perfecto.
ResponderEliminarIncreible explicación de los hechos.
GRACIAS.
Jorge Buzón.
P.d.- Como el Papi Magase, yo tampoco compré ni vendí burros, pero soy un afectado mas del generalismo reinante.
Sublime, Juan. Obra maestra. Sencillo pero profundo. Genial.
ResponderEliminarSólo hay una cosa que no me ha quedado clara del todo. ¿Quiénes eran los burros, los animales o los dueños?
Un fuerte abrazo.
En la misma linea de Ravesen, no tengo muy claro quienes eran los burros...
ResponderEliminarComo te han dicho los anteriores comentaristas y ya te he comentado en privado, magistral tu exposición de los hechos. Desgraciadamente, y tal como esta la cosa, muy complicado ahora saber que hacer con tanto burro suelto...
Un fuerte abrazo amigo.
Sería maravilloso, enriquecedor, gratificante, educativo y provechoso nominar a los "burrícolas".
ResponderEliminarInténtenlo y luego, cuando les amenacen con los tribunales, les espetan aquello tan socorrido de "los burros no hablan, solo rebuznan, dan coces y se venden al mejor postor".
Magnífica la exposición. Sevillista grande tenía que ser el expositor.
!!Felicidades!!