Era para ti.

----------------------- ------Mi "viejo" y mi sobrino Saul.

Supongo que ya iba siendo hora.
Llevo algún tiempo dandole vueltas a ver como te cuento mi viejo, que después de más de trece años sin ti, aún permaneces en mi.

Contarte que con tu marcha, en esa última mirada te llevaste mi sonrisa, se me apagó la luz.
Que con tu último aliento de vida, te llevaste la mía.
Que con tu ausencia, se me encendió tu universo.

Sabes mi viejo, desde que te marchastes, la vida por aquí no es igual.

No conociste a tus nietos, pero te aseguro que ellos saben perfectamente quien es su abuelo.
Su abuelo Pepe.

Ambos, Alejandro y Sergio han heredado tu verdad, tu mirada, tu humildad.
Desde pequeñitos, tu nuera y yo nos hemos encargado de que su abuelo forme parte de sus vidas, de nuestras vidas.

Y Mónica, tu orgullosa nuera, aquí conmigo.
Pese a las dificultades, pese a los golpes que nos da la vida, aquí seguimos, intentando hacer verdad tus sabios consejos.

Sabes mi viejo, se te sigue echando de menos como el primer día.
Dicen que el tiempo es el único aliado para superar las ausencias de los seres queridos.

La tuya, nada ni nadie se alió conmigo para ello.
Solo tu recuerdo, tus abrazos, tus besos, tu cariño, tu verdad, tu amor incondicional por los tuyos me ayudaron a ver la luz cada mañana.

Aún con ello, hay algo dentro de mi ser que me atormenta.

Ha pasado el tiempo y las lágrimas por tu ausencia me las tragué el mismo día de tu marcha.
Aún no la he llorado y no creo que lo haga nunca.
Y duele mi viejo, joder como duele.

Tengo una mochila con un millón de besos mi viejo, un millón de abrazos que no te llegue a dar cuando tu sonrisa era perenne aquí con nosotros.
Igualmente, no me cansaré de decirlo, siempre he tenido la sensación que esos insignificantes mil millones de besos y abrazos que te dí cuando tu alma sevillista estaba próxima a partir, los tenía que haber triplicado o cuadriplicado hasta el infinito.

Y pesa mi viejo.
La carga es dura. Esa mochila no es mía, era para ti.
Supongo que tendré que llevarla hasta mi último día, aquel en que nuestras almas vuelvan a cruzarse para no separarse jamás.

Ayer, donde quieras que estés, cumplistes 76 años.
Hoy, creo que iba siendo hora, solo quería decirte desde este pequeño rincón de sentimientos creado en tu honor y gracias a la tenacidad de tu nieto Saul, que te echo de menos, que a pesar del tiempo me sigues haciendo mucha falta, y por encima de todo, que te quiero.
Felicidades "mi viejo".