Después de llevar toda la semana hablando, comentando y censurando los hechos acaecidos en el Vicente Calderón el pasado domingo referentes a los cánticos, ¿cánticos? que desde un sector de la grada se vociferaron en torno a la memoria de nuestro querido y nunca olvidado Antonio Puerta, me gustaría desglosaros mi particular visión de los protagonistas de esta tétrica función.
.-Los protagonistas principales, los animales, los bárbaros, los salvajes, los sin alma que profirieron tales blasfemias al corazón del sevillismo. .
Son, los consentidos.
.-Un segundo actor cómplice, adyecto, manipulador, silencioso a veces, canalla otras, la del "esto no le importa a nadie", la del "dilo tu que a mi me da la risa...".
La prensa.
.-Los encargados de impartir justicia, los de corto y los de traje y corbata, el de yo no he escuchado nada y los del "vamos a ver que dice el acta".
El árbitro y los comités.
.-Los de las disculpas, los que las aceptan, los de los comunicados, los ciegos, los oídos sordos, los del nunca pasa nada, los del vámonos que nos vamos, los del "son cuatro gatos"..
Los consentidores dirigentes.
.-Y por último y no menos importante, esta la masa, el gentío, el de al lado que escucha y calla, el de al lado y que incluso tararea, el de al lado y que incluso sonríe, el de al lado y que incluso ríe.
Son, los impasibles.
Los que teniendo en su mano silenciar a la barbarie, prefieren mirar para otro lado.
Dicen que el fútbol no es más que el reflejo de esta siniestra sociedad que estamos desnaturalizando entre todos.
Y así nos va.
Nada de esto es nuevo y sin embargo, los consentidos siguen en su atril, la prensa...¿porqué ahora y no antes?, al menos parece que se mueve, poco, pero se mueve, los justicieros no imparten justicia, los consentidores dirigentes siguen haciendo oidos sordos y denuncian pero muy, muy, muy bajito y los impasibles prefieren seguir mirando para otro lado.
El uno por el otro y la casa sin barrer...
Ahora ha sido en Madrid, mañana será desgraciadamente en cualquier otro estadio, en cualquier otro lugar.
Hoy le ha tocado a la memoria de Antonio, mañana, en un campo de fútbol, o en una plazoleta donde juegan los chicos, o en el colegio, o en el Instituto le puede tocar a cualquiera de nuestros hijos.
Estoy convencido que todo este problema es educacional.
La educación os hará libre.
Desgraciadamente, como decía Voltaire:
"La civilización no eliminó la barbarie; la perfeccionó y la hizo más cruel y más barbara".
Como quiera que sea, la mayoría de esos actores de los que os hablaba al principio de esta tétrica función se nos escapan a todos de las manos.
Todos menos uno.
Si alguna vez te toca, que por ti no quede. No seas uno de ellos, uno de los impasibles.
Recuerda, la barbarie no tiene alma.
Despues de varios dias fuera, entro en Almas Sevillistas y me encuentro con este magnifico post.
ResponderEliminarSin duda, como siempre, no dejas indiferente a nadie.
Un abrazo de tu amigo Gonzalo.
Hacía tiempo q no me psaba Juan,
ResponderEliminares un tema de dificil solución,mas por lo que dices de la educación
pero creo q la mayor parte de culpa recae en los comites y arbitros q lo permiten,segun quién y dónde,eso lo sabemos todos y es así...
un abrazo amigo!!!
Gracias, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos somos culpables porque todos se lo permitimos a esta afición llena de fanatismo y que son personas tan ruines que no tienen un porqué para vivir con decencia.
ResponderEliminarUn abrazo
Cada uno se da a valer lo que quiere.
ResponderEliminarDice RamonStones que la gran culpa es de los comités que lo permiten, pues para mi es del que está al lado sentado en la grada y seguramente les ríe la gracia o se hace el sordo.
Yo he escuchado en nuestra bombonera cánticos en contra del vecino y el resto de público ponerse a silbar en contra de lo que oían. No es que esté en contra o a favor pero por lo menos en ese momento la gente demostraba su desacuerdo.
No escuché silbidos en el Calderón en contra de esa barbarie que "cantaban".
Abrazos
Magnífico post Juan Angel.
ResponderEliminarComo siempre, un fuerte abrazo