El domingo, Sevilla - Betis.

 La verdad es que me resisto a escribir la palabra "DERBI" porque a fuerza de leer cosas, he llegado a una situación que no sé si lo del domingo es un partido de rivalidad local, un "derbi", un clásico o simplemente otro partido de Liga.

Y eso que los distintos diccionarios dan distintas definiciones: 

.- "Encuentro deportivo  entre dos equipos rivales de la misma localidad o región"

.- "Todo encuentro futbolístico entre dos equipos cuyos seguidores o clubes mantienen permanente rivalidad deportiva"

Carlos Romero, en su Palangana Mecánica, dudaba con razones más que lógicas de estas definiciones poniendo en tela de juicio la palabra "DERBI" a un Sevilla-Betis, cuando no existe permanente rivalidad.

Sea lo que sea, lo que es seguro es que el domingo a las 21.30 h se juega el Sevilla-Betis y aunque en los últimos años "algunos" hemos querido hacer ver que este partido es un encuentro más, la verdad es que no.

Imagen: futbolsevilla.wordpress.com

Un Sevilla-Betis o un Betis-Sevilla jamás será un partido más, porque estos enfrentamientos son especiales, diga cada uno lo que le dé la gana, donde se juegan más de tres puntos, porque en ese partido juegan los sentimientos de unos y de otros, el amor a un escudo, la adoración a una camiseta y por tanto el valor de ganarle al Betis es infinitamente mayor que el ganarle a otro equipo, aunque éste sea el Barça, el Madrid o el Atlético. Así pienso yo, y con el corazón en la mano, así creo que piensa la mayoría.

Independientemente de la tabla clasificatoria y de cómo está de forma uno y otro equipo, estos..."derbis" son partidos que comiezan a vivirse desde el mismo lunes con una intensidad sin igual.

Y estos encuentros se viven así en todas partes del mundo, aunque en Sevilla, lo mismo que en Argentina, se le ponga mucha más pasión que en otros lugares como puedan ser Londres, Madrid o incluso en Galicia o Valencia y Barcelona.

¿Quién dice que estos partidos no son enfrentamientos especiales? Son partidos distintos, donde el jugador llega a jugarse su prestigio personal como futbolista y el respaldo de su afición. Y eso es muy bonito.

Estos partidos se juegan con más revoluciones, con más adrenalina que ningún otro, y no sólo en el terreno de juego sino que esta adrenalina se extiende como el humo por toda la grada y la victoria o la derrota se siente con mayor fuerza que si es otro partido cualquiera.

Ese cosquilleo con el que entras en el campo o te pones delante de un televisor...antes de que comience el partido, es único. Te imaginas el partido, piensa en el desarrollo del mismo e incluso sueñas con la victoria o incluso con la derrota, dependiendo del grado de negativismo o positivismo estés viviendo en esos momentos a nivel futbolistico.

Hasta los jugadores más comprometidos se resguardan de las amarillas para no perderse dicho partido.

El favoritismo no existe. Hay que demostrarlo en el terreno de juego. En estos partidos es donde se ven los grandes jugadores; los jugadores comprometidos con el escudo y la camiseta, la fuerza de un grupo y la personalidad de un jugador. Y al técnico de turno inyectándole adrenalina al equipo.

Y a nivel futbolistico la igualdad casi siempre es total y si uno de los contendientes sale al campo creyéndose superior, ya comienza perdiendo por 1-0.  Existen muchos casos de esos a nivel estadístico. Por eso, hay que salir al campo pensando que eres igual que tu rival; que tienes que trabajar mucho y bien, jugando con actitud y concentración máxima.

Y luego el ambiente. El estadio lleno. El rum-rum, las palmas, los cánticos. Es el espectáculo, el folklore, que todo suma para que el circo sea verdaderamente circo.

Y al final, el resultado. Lo inamovible. Las quejas del perdedor y la alegría, la mofa y el cachondeo del vencedor.

Eso, siempre fue así, aquí en Sevilla y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos.....................amén