No me gustan los derbis.
No me gustan vivir la semana de previa a este tipo de partidos. Ni me gustan estos partidos en si.
Solo deseo que la semana pase pronto, que llegue el domingo, que todo haya pasado ya y a ser posible, que el Sevilla FC haya ganado.
No me gustan los derbis. Ni siquiera verlos.
Este no lo va a ser menos. Me puede la emoción, los nervios, la tensión, que se yo...
Si por mi fuera, este sábado cogía los bártulos, agarraba a la familia y trataría de perderme fuera de Sevilla para no ver ni saber nada hasta el domingo.
No tiene nada que ver con falsos localismos, ni con el espíritu Madeira. Afortunadamente, eso quedó atrás en el tiempo.
No me gustan los derbis y tampoco se muy bien porqué.
Igual, será al recordar imágenes del primer derbi que vivió el mayor de mis hijos, Alejandro. Igual si.
Solo deseo que todo transcurra con normalidad, con naturalidad, que gane no el mejor, que gane el Sevilla, sea mejor o no y todos más felices que unas pascuas. Bueno, los béticos imagino que un poquito menos...
Aplaudo como no podía ser menos el empeño de las dos instituciones en que este derbi sea un ejemplo de civismo para la ciudad y para España entera. Por cierto, actitud que desde el Sevilla con su presidente a la cabeza lleva practicando desde hace muchos años por más que desde fuera de Sevilla, y desgraciadamente, en ocasiones también desde dentro, se haya querido meter sistemáticamente a ambas entidades en el mismo saco. Afortunadamente, me congratulo que en esta ocasión, el R. Betis con su presidente al frente Miguel Guillén haya entendido que este debe ser el camino.
Más mucho me temo que ese mensaje que nunca está de más, a las aficiones, a las verdaderas aficiones de ambos clubes apenas si hay que recordar e invitar a ello.
El problema es como se les recuerda y se les invita a los salvajes. Estos siguen ahí. No se han ido. Volverán una vez más.
Y desgraciadamente, se volverán a ver y escuchar actos indignos que nunca debería tener cabida en la sociedad, ni en el mundo del deporte, ni del fútbol y que por supuesto no representan en ningún caso a ninguna de las dos aficiones.
Pero eso explíqueselo usted a ese aficionado o no al fútbol que vive en Madrid, o en León, o en Huesca...
Salvajes como los que en el primer derbi que vivió mi hijo Alejandro hace ya algunos años, empate a dos goles de Reyes y Antoñito..., tenían dibujados en sus rostros el odio, los ojos ensangrentados de ira y que fueron capaces de horrorizar a un niño de 5 años ante la amenaza de unos descerebrados de cortarle el cuello a su padre, al punto de tener que abandonar mi asiento de gol sur e irme casi al otro extremo del mismo.
Por desgracia, esas escenas no son exclusividad de ningún equipo.
Reitero mi reconocimiento y mi aplauso para ambas Instituciones por el esfuerzo que hacen para que ojalá de aquí a unos años, esto ni siquiera haga falta.
A los que podáis, disfrutad de ellos, como yo disfrutaba cuando iba al estadio con mi padre y mis hermanos con la nevera, y la bota de vino, y con aficionados béticos entre los sevillistas animando y agitando sus banderas ambos sin que nada anormal ocurriese.
Disfrutad ustedes que podéis y ojalá que el sábado al filo de la media noche, una inmensa sonrisa se dibuje en el rostro de la afición sevillista.
A día de hoy, permitidme que os diga, no me gustan los derbis.
Por desgracia como tu dices Juani, esto salvajes siempre aparecen y sino de una forma o de otra al final dan la nota.
ResponderEliminarA mi como sabes tambien me pueden estos partidos y de seguro que la noche del sabado la pasare fatal, ojala al final todo se de por una victoria que nos hace falta como el comer.
Un abrazo de tu amigo Gonzalo.
Querido Gentleman,
ResponderEliminarSi te digo que estoy completamente de acuerdo contigo...
Ayer hablaba Del Nido en el larguero y rememoraba eso de lo que hablas en el post: ir al futbol con la nevera y las tapas. Tiempos en los que se podia entrar en el campo con una botella de cerveza. Yo no tenia ni idea de eso. Me quedé sorprendido con los ojos abiertos.
Esos tiempos están lejanos y lo peor es que creemos que esta sociedad ha avanzado. Yo me pregunto si de verdad lo ha echo...
El Sr. Marcu no nos llevó nunca a un derbi porque decia que temia por nosotros. Que no era seguro. El primero que ví fue estando ya crecidito...
Lo dicho, UNA AUTENTICA PENA!!!
A veces las cosas tenía que ser como eran.
Un abrazo
A mi tampoco me gusta vivir esos partidos y menos en la television.
ResponderEliminarLa violencia en el futbol no es facil acabar con ella pero si las directivas pusieran mas de su parte seguro que al menos en los campos no habria tanto descerebrado.
ESperemos ganar el sabado que falta nos hace y que el equipo tire para arriba.
Un abrazo.
Si quieres educar a tus hijos en una serie de valores
ResponderEliminaralejarlos de la violencia verbal y física, te tienes que quedar en casa; para vergüenza de esta sociedad nuestra que nos ha tocado vivir.
Para ejemplo el partido de anoche, no en la grada sino en el terreno de juego.
Han prohibido los toros a los menores y lo de anoche, no.
Un abrazo
Pues a mi sí me gusta estos partidos, se crea un ambiente bonito entre amigos y familiares, aunque decir que los niñatos de turno que nada más busca la violencia y el bandalismo quitan las ganas de estos partidos...
ResponderEliminarUn Saludo, Jose M. Ruiz
El único derbi que yo he visto en Heliópolis fue el 3-3 de cuando Prosinecky,José Mª,Salva,Monchi...ayyy ese Monchi yéndose para donde estábamos nosotros y besándose el escudo de su camiseta, no lo olvidaré en la vida, pero no vuelvo a ir a un derbi allí ni loco.
ResponderEliminarCon deciros que íbamos perdiendo 3-1 y un amigo y yo nos fuimos con las bufandas en los bolsillos por miedo a peleas tontas y amenazas y lanzamientos de todo. Nos enteramos del empate en la radio del coche de vuelta a casa.
Eso si, el empate nos supo a gloria.
Yo visto lo visto ilusión por ganar el Sábado no tengo, pero bueno, como bien dices Juan A. aunque sea jugando mal que ganemos.
Un abrazo fuerte
Para lo que veremos mejor ni encender el televisor solo espero que sea el ultimo partido de Marcelino como entrenador
ResponderEliminarYo lo bvoy a ver en casa con mi familia y un par de amigos muy,muy sevillistas,pegado seguramente a un vinito y una tapita de queso o lo que halla por el rincon del frigorifico,aqui estoy seguro que no va a llegar violencia alguna,porque por mucho que se predique seguirá siendo muy complicado manejar una masa social donde se inmiscuyen los barbaros,son cuatro pero son caopaces de hacer y provocar mas dolor que miles de sevillanos que solo quieren disfrutar del fútbol,digo un poco como dice Marcu,mientras permitan en el fútbol atrocidades dentrro de un terreno de juego como las del último ¿clásico Madrid - Barca? y no encierren en una nevera de por vida a un tipo como ese Pepito,la afición sera muy complicado que siga el ejemplo solo a base de la palabra,hechos son amores y no buenas razones,te entiendo perfectanmente hermano,porque es que a mi tampoco me gusta mucho esto de los derbis,prefiero que todo pase y enterarme que hemos ganado ¿seré menos sevillista por eso? no lo creo,no sé tampoco explicarlo,pero tampoco me voy a comer mucho la cabeza por ello,nos vemos mañana en la peña san Bernardo,esos derbis si son de los que me gustan a mi a partir.
ResponderEliminarA mi me da la impresión de que hoy día es una rivalidad forzada. No hay más que ver el empeño que tiene la prensa por buscar una polémica que, afortunadamente,ya apenas existe.
ResponderEliminarMe parece normal que los béticos anden motivados porque hace mucho que no se enfrentan al Sevilla, pero no creo que la presión vaya a ser diferente a la que sufrimos en el Reino de Navarra o en el Calderón.
Otra cosa es el cachondeito entre aficiones, pero yo hasta de eso paso. Nunca me metí con un bético por causa del fútbol. Y últimamente, no se a cuento de qué un bético se puede meter con un sevillista, por mucho que puedan ganar un partido. La diferencia entre ambos clubes es tan grande que no merece la pena ni contestar.
Francamente, espero que el Sevilla gane y podamos centrarnos en lo que de verdad interesa.
Un abrazo.