Vestuario, compromiso, identidad, ilusión y fútbol.

Imagino que llegó la hora.
Fuimos muchos los que proclamábamos que habría tiempo para todo cuando la temporada llegase a su fin.
Y aquí estamos.

Hora de balance, de reflexiones y de intentar poner sobre la mesa las cartas jugadas en esta irregular y atípica temporada.
Muchos números, muchas valoraciones, demasiadas examenes en un curso que finalmente se ha sacado adelante con un....¿que nota le pondrías tú?.

He hecho amago de ponerme a buscar, ordenar y colocar los números de esta temporada.
Finalmente he desistido. En la blogosfera sevillista, hay compañeros que han hecho unos estupendos y pormenorizados análisis de los mismos y os recomendaría que le echaseis un vistazo.

Yo por mi parte, si me permitíis, me gustaría hacer balance, mi balance de sensaciones, de lo que mi cabeza y mi corazón llevan varios meses tratando de ponerse de acuerdo y hasta la fecha, si bien hay un acercamiento, todavía no lo han conseguido.

¿Fracaso?. ¿Éxito?. ¿Ninguna de las dos cosas?. ¿Las dos?.

Tengo la sensación de quedarme con todas y cada una de estas preguntas.

Un equipo diseñado para jugar liga de campeones, que tiene en su mano el volver a disputarla por 2º año consecutivo y caer en la previa frente a la "teórica perita en dulce", por mucho que después haya llegado a la final de la Europa League, para mi no dejo de ser un "mayúsculo" fracaso, sobre todo por las circunstancias en que se produjo.

Que un equipo como el Sporting de Braga, que utilizaba su contraataque como su mejor y casi única arma, te haga en la vuelta de esa previa, en nuestro "fortín" 4 goles, y de ellos tres a la contra, evidenció que ese Sevilla de Antonio Álvarez, para mi, principal culpable de aquella eliminación, no comenzaba con muy buen pie...

La vuelta de la Supercopa de España en Barcelona, de vergonzante recuerdo, he intentado por mi salud mental y emocional correr un tupidísimo velo para tratar de no volver a caer en una semidepresión deportiva...

Creo que ese mes de Agosto fue clave en el devenir de la temporada.
Un equipo que tuvo que cambiar el chip, que me dio la impresión que no supieron cambiarlo, y con un cacao mental descomunal a la hora de plantarse en el campo y competir.

El Sevilla de Álvarez, se encontraba en la búsqueda de un sistema completamente diferente, (¡al ataquerrrr!..) del que venía practicando años atrás con Manolo Jiménez.
Daba la impresión de que el futbolista en particular, el equipo en general, estaba sobre el verde "más perdio que el barco del arroz...".

Con la destitución de Antonio Álvarez, y la llegada del "mago" Manzano, nuevo cambio de chip.
No se había cambiado el primero, cuando se estaba en la obligación a toda prisa, con el coche en marcha de volver a cambiar...

Y creo que aquí ha estado una de las claves.
Bien es cierto que no es fácil montarse en un coche en marcha, y reconducirlo de nuevo por su carril.

Tengo la impresión que Manzano, se subió a ese coche como pudo, pero que le costó Dios y ayuda encontrar los pedales de freno, acelerador y embrague.
Que digo yo que los tendría donde los tienen todos...

Como quiera que sea y una vez montado en él, la conducción ha estado llena de obstáculos y paradas innecesarias, no se saben muy bien porqué.

Lesiones (muchas menos que en temporadas pasadas), un vestuario raro, con desagradables acontecimientos (los que se saben) que no me caben dudas que han restado y mucho de lo que debiera haber sido una suma, y a mi entender, un entrenador inmovilista que ha tomado muy pocas decisiones para tratar de cambiar el rumbo en determinados momentos de la temporada, y las que ha tomado, en muchos casos, equivocadas.

Con todo, el equipo termina 5º, a cuatro puntos del Villarreal, si bien es verdad que los amarillos estaban con las chanclas puestas desde la eliminación en semifinales de la Europa League frente al Oporto, semifinalistas de copa del rey cayendo frente a la Galaxia de Mourinho y toda su corte mediatica, con Undiano y Fermín como actores de reparto, y cayendo en octavos de la Europa League frente al vigente campeón, el Oporto de Villas Boas, en una competición que se antojaba como salvavidas para tratar de salvar una temporada que se presumía larga, como así ha sido.

¡A rey muerto, rey puesto!.

Se acabó la temporada 2010/11 y en ciernes, ya está aquí, a la vuelta de la esquina, una ilusionante temporada.

Dicen que quien no aprende se sus errores, está condenado al fracaso.
Que este Sevilla aprenda y corriga.

Vestuario, compromiso, identidad, ilusión y fútbol.

Este equipo necesita volver a recobrar mucho de todo esto si quiere volver a retomar la senda del éxito y recuperar el crédito perdido esta temporada.

En mi opinión, ese ha sido el mayor error cometido esta temporada.

Más allá de la planificación, de los fichajes, que sin duda no han dado el rendimiento esperado y que en algún caso se puede considerar como fracaso, por las razones que fuere, más allá del entrenador, que si ser el único culpable, no ha sabido coger el toro por los cuernos, más allá de todo eso, en mi opinión, el mayor error ha sido el despojarse de esos valores que nos hicieron casi invencibles:
Vestuario, compromiso, identidad, ilusión y fútbol.

Hoy empieza la carrera por tratar de recuperarlos.

La transición da paso a la regeneración de un equipo que se fundamenta en la juventud y el talento, Rakitic, Medel, Trochowski, Del Moral y alguno más, junto a los Navas, Perotti, Luis Alberto, Negredo, etc... para la consecución de muchos de estos valores.

Y a todo esto, el técnico que venga, que se lo vaya apuntando. Ya puede venir San Pedro Bendito disfrazado de Messi, que sin ellos, estaremos de nuevo condenados al fracaso.