La llave del progreso.

La autocomplacencia, el conformismo y el querer tapar las heridas han llevado al hombre a lo largo de su historia al más absoluto de los ostracismos.

Hasta no hace mucho, apenas una década, ese Sevilla del "otro año igual", cuanto más cuando nos quemamos en el infierno... estaba instalado en la más absoluta mediocridad, huérfanos de alegrías, de ilusiones y con una mochila repleta cargada de desencantos.

Fue a comienzos del siglo XXI cuando el nuevo Sevilla, de la mano de D. Roberto Alés, José María Del Nido, Caparrós y posteriormente Monchi iniciaron un proyecto que a día de hoy se puede considerar como el más exitoso de la más que centenaria vida del Sevilla FC.

Desde entonces, este Sevilla ha ido labrando su futuro a base de conseguir objetivos, alcanzando su cenit con la consecución en muy poco tiempo de una "borrachera" de títulos que lo aupó a la cima de Europa.

Pero es evidente y tiene que llega a ser normal, que no todos los años se van a ganar títulos, ni siquiera llegar a finales.

Aún así, esta temporada que va camino de su ocaso, la trayectoria de este equipo que desde hace un lustro se confecciona SI o Si para alcanzar plaza en Europa, está siendo como mínimo frustrante.

Tras el agónico gol de Rodri en Almería que nos dio in extremis el derecho a disputar la previa de champions, todo el mundo, desde el presidente al utillero, pasando por el técnico entonces Antonio Álvarez, futbolistas y como no, afición, estábamos en la creencia de que esta año podía ser de nuevo, "nuestro año".

Nada más lejos de la realidad.

En una irregular y decepcionante temporada, este Sevilla lucha a poco más de dos meses para que finalice el campeonato y con mas sombras que luces, el tratar de conseguir al menos una séptima plaza que por mor de la final de copa del rey que disputaran Barcelona y R. Madrid. darán derecho, previa rondas de clasificación a disputar la próxima Europa League.

No voy a entrar a valorar si lo que está sucediendo este año es, lo que los más agoreros han denominado como el famoso "fin de ciclo", termino que a ciertos periodistas de esta ciudad metidos a futurólogos les encanta...

No creo que sea exactamente eso.

Toda transición conlleva su dosis traumática.

Para seguir creciendo y retomar la senda de los triunfos, de volver a ser competitivos, es absolutamente imprescindible el aprender de esos "traumas" que han lastrado al equipo a una temporada mediocre, pero que en ningún caso ha sido ninguna catástrofe, no ha existido ningún derrumbe como tal.

Es por ello, que se antoja fundamental volver a hacer uso, con más razón si cabe, de una de las piedras angulares de este proyecto que se inició en los albores de este siglo, "la autocrítica".

¡E voilá!.

Aquí quería yo llegar.

En la noche de ayer, el presidente del Sevilla José María Del Nido estuvo en el nuevo programa de SFC TV, "Palabra de fútbol".

En el mismo, entre otras muchas cuestiones, el presidente se expresó en estos términos:

"Sólo desde la auto presión que nos fijamos los dirigentes y extrapolamos a las distintas áreas del club seríamos capaces de conseguir éxitos deportivos... pocos, sólo el doble que el Real Madrid".

"Nosotros hacemos autocrítica a diario, pero hay quien no quiere entender que las críticas exacerbadas cuando queda temporada perjudica a la entidad, nos metería en una dinámica perdedora".

Estando muy de acuerdo en esta segunda aseveración que hace el presidente, sin duda y tras lo sucedido esta temporada, mucha autocrítica por delante le queda a este Consejo, con su Presidente al frente para continuar la senda de crecimiento de la Entidad.

Con la etapa más dura de la "transición" ya en marcha, la temporada que viene debe servir para volver a relanzarnos entre los mejores.

Por muy fuertes que sean las estructuras, lo económico es primordial para sobrevivir en esta selva que supone estar en el fútbol de élite.

Equipo habrá para ello.

Con la base actual, más las ilusionantes llegadas de algunos de los chavales del filial e imagino que algún que otro retoque, este Sevilla debe volver a competir por unos objetivos que hasta no hace mucho eran condición inexcusable para el inquilino del banquillo...

Para ello y como premisa para el progreso, la necesaria y objetiva, " autocrítica".