Que los árboles no nos impidan ver el bosque.

Pasada la resaca del terremoto que supuso el primer partido de la fase de grupos de la Europa League del pasado jueves frente al PSG y que termino con victoria gala por 0-1, la vida en el Sevilla FC continua. No puede ser de otra manera.
Supongo que ya sabéis todos la noticia que salto ayer en torno al guardameta del PSG, Edel Apoula.
Al parecer, el diario francés L10Sport muestra documentos en los que supuestamente quedaría demostrado que el cancerbero de origen camerunés habría falsificado tanto su edad, como su nombre. Así, Edel Apoula, de 24 años, sería en realidad Ambroise Beyama, de 29.
Ya se ha hecho la oportuna reclamación en tiempo y forma y habrá que ver en que queda todo esto. El Sevilla podría recuperar en los despachos los 3 primeros puntos de la fase de grupos en la Europa League. El asunto esta ya en manos UEFA.


Por otro lado, se confirmó la lesión que Jesús Navas se produjo en este mismo partido: distensión del ligamento tibioperoneo de la pierna izquierda y que le mantendrá de baja entre 10 y 15 dias. Eramos poco y parió abuela. Como quiera que sea, conociendo al de Los Palacios, seguro que finalmente acorta los plazos.

Pero como os decía, la vida continúa.
Este domingo tenemos liga, ni más ni menos que en Málaga y tal como confirmo José María Del Nido, el técnico sevillista Antonio Álvarez se sentará en el banquillo de La Rosaleda. Es más, afirmó el Presidente Sevillista que "pase lo que pase en Málaga, Antonio Álvarez seguirá".

No lo creo. En mi opinión, lo más sensato hubiese sido que no dirigiera al equipo este domingo, cuanto más que siga, "pase lo que pase". Según pude leer ayer en Sentimiento Sevillista todo parece indicar que hay un entrenador atado, incluso firmado, y si es así, no entiendo nada.

Habrá que esperar acontecimientos, pero toda esta situación me desconcierta aún más de lo que lo estaba el jueves por la noche tras acabar el partido frente al PSG.
Quienes me conocen saben que no soy persona de alzar mucho la voz, todo lo contrario, y así seguiré. Pero sin necesidad ni intención de alborotar en ningún caso, me veo en la necesidad de expresar mis impresiones de todo esto que está pasando.

Lo que ocurrió en la noche del pasado jueves, no fue algo coyuntural, no fue un mal partido más. El equipo volvió a dar muestra que no sabe a lo que juega, que no hay ningún patrón de juego, ningún estilo, y eso, a estas alturas, metidos de lleno en plena competición, es algo ilógico y preocupante. Y siendo así para el presente, lo es aún más para el futuro inmediato.

Da la sensación que la plantilla está instaurada en la "teoría de la confusión", en el caos, y que no saben si mañana van a jugar, de una manera o de otra.
Desde que el Sevilla comenzó a disputar partidos oficiales a mediados de Agosto, Antonio Álvarez ha estado dando unos bandazos tácticos difícil de digerir. El colmo de los despropósitos fue este último partido frente al PSG, donde como si en pretemporada se tratara, anduvo de probaturas entre un tiempo y otro.

Para este fin de semana, según el técnico sevillista, más de lo mismo: "Haremos algunos cambios en Málaga, no sé aún cuántos, pero es normal que se presente un equipo diferente".
"Los técnicos hemos visto el partido repetido y tenemos argumentos suficientes para darle la vuelta a esta situación".
Y es aquí donde mi preocupación crece por enteros. Desearía de corazón que esto fuera cierto, pero no puedo escribir lo que no siento.

Un equipo que a estas alturas no tenga una identidad propia, un estilo definido, es que no está trabajado, al menos no correctamente. Ya puedes aplicar el sistema que quieras, que si un equipo no sabe a que juega, da igual, pongas dos, tres o siete centrocampistas, o delanteros, da igual. Como bien dice mi amigo José L. Villa, los sistemas están para mejorar tu estilo de juego. Cuando no hay ningún estilo, da igual el sistema que pongas.

Y lo preocupante de todo esto, como dije la otra noche, no es lo que el entrenador está transmitiendo a la grada. Lo realmente alarmante es lo que está transmitiendo a los jugadores.
A estos no se les ha podido olvidar jugar al fútbol. Algo falla.

Me consta que el Presidente es hombre de fútbol, no en vano lleva muchísimos años en esto. No ha sido nunca un hombre de tomar decisiones por impulsos. Siempre ha madurado las cosas.
En mi humilde opinión, Presidente, esta situación está más que madura.
Estoy convencido que no va pernoctar en lo que a mi juicio es un error. Al menos en eso confío.
Tanta gente no puede estar equivocada. En muchos casos, gente de fútbol, como usted.

Ya ningún momento es bueno, pero no me cabe ninguna duda que cuanto más se prolongue en el tiempo esta situación, mas dañino será el perjuicio.

Espero Presidente, que en esta ocasión, por lo mucho que nos jugamos, los árboles no le impidan ver el bosque.