El Laucha y sus "colegas de fatigas".

La verdad es que es digno de estudio.
Lo que le está ocurriendo al argentino Lautaro Acosta va camino de convertirse en un caso paranormal. Y no por la lesión que en esta ocasión le dejará en el dique seco alrededor de tres-cuatro semanas, que hasta cierto punto, estando en época de pretemporada puede llegar a ser normal.
Lo digo porque es la enésima ocasión en que el Laucha tiene que parar por culpa de las malditas lesiones.
Desde que Acosta se lesionara allá por el mes de octubre del 2008, en un partido UEFA frente al Sttugart, donde se le diagnosticó un esgince de tobillo que en principio le mantendría de 2-3 semanas de baja, ha sido una constante las continuas recaídas por culpa de ese maldito tobillo que no le ha permitido demostrar el fútbol que demostró en Lanús.
Tratamientos, intervenciones quirúrgicas, nuevos tratamientos, alguna que otra lesión muscular...
Y cuando por fin parece que su tobillo está respondiendo, ¡ zas !, otro nuevo golpe.
Una microrotura fibrilar y de nuevo a parar. Y justamente ahora donde todos los jugadores están por la labor de demostrar al mister que son válidos para jugar en este Sevilla.
Entre unas cosas y otras, a Lautaro Acosta el fútbol le está echando un pulso demasiado fuerte.
Solo queda desearle una pronta recuperación y darles todos lo ánimos del mundo.

Será casualidad, pero los jugadores argentinos han estado tocados en la temporada pasada, el que más y el que menos, por la negra fortuna.
Amén de las continuas recaidas musculares de Aldo Duscher, dos de las lesiones más significativas, junto con las de Acosta, han sido la de los también argentinos, Federico Fazio y Diego Perotti.

En la vuelta de la previa de la Uefa en septiembre de 2008, enfrentaba al Sevilla frente al Salzburgo, donde el equipo austriaco jugaba en césped artificial.

Por esta circunstancia, Manolo Jimenez decidió entrenar en campo con césped sintético para que los jugadores se habituaran a esta superficie. Fue en uno de estos entrenamientos donde Federico Fazio, comenzaría su particular calvario, que al igual que al Laucha, le ha llevado por multitud de tratamientos sin que ninguno de ellos pareciera darle resultados.
Afortunadamente, tras aplicarles factores de crecimiento, amen de su trabajo de gimnasio, el ex de Ferrocarril, parece haber dejado atrás su antigua lesión de tobillo.
De todas maneras, en cuanto se escucha cualquier noticia sobre el argentino, al igual que ocurre con Acosta, nos echamos a temblar.

En previsión de posibles recaídas, se le han diseñado unas plantillas especiales que esperemos que contribuya a que el bueno de Fazio no sufra más contratiempos con sus tobillos.

Y aunque lo suyo fue algo más habitual en un futbolista de élite, pues sufrió una lesión muscular en un trance de un partido, la lesion de Perotti no dejó de ser la última hoja de ese trébol argentino que sufrió el infortunio de lesionarse, en su caso para más de un mes y medio, y con las consecuencias que a su vuelta, el extremo no volvió a ser el mismo que el de antes de la lesión.

Afortunadamente, Diego Perotti ha vuelto en esta pretemporada como una moto, recordando al Perotti que debutó hace dos años en la 1ª división de la mano de M. Jimenez.

Esperemos que este año la maldición argentina de las lesiones solo sea un mero recuerdo.
De momento, con Lautaro no empezamos bien...
Pero dicen que esto no es como empieza, sino como acaba. Ojala que para el ídolo de Lanús, la moneda este año le salga cara, y lo acabe de manera diferente de como lo empezó.

¡ Suerte y mucho ánimo para el Laucha !.